Mañana quitarán de las vidrieras los disfraces y las máscaras, los drapeados color candela y las velas de todos los humores que pusieron hace un mes. En las jugueterías rematarán las escobas y los cuernos lumínicos, y en los supermercados se podrán comprar las calabazas más baratas del año.
La semana próxima las tiendas se llenarán de árboles plásticos con todo tipo de arreglos, las calles serán adornadas con infinidad de bombillitos, el buzón desbordará de panfletos con ofertas de regalos para todos los gustos.
El comercialismo es capáz de exprimirle hasta la última gota de espontaneidad y ángel a cualquier festividad.
Es cierto, aquí en el sur de España, cuando aun hace calor ya comienzan los turrones y los dulces navideños a inundarlo todo y el calvo de la lotería comienza a venderte el décimo desde el mes de agosto, diciendo el consabido eslogan "¿Y si cae aquí?" Te da la sensación de que el año en vez de tener 12 meses se ha reducido a 6, cuando aún tienes frescos los recuerdos de la Navidad pasada ya comienzan a decirte que te tienes que prepara para el próximo, no dejan que aflore en tí de forma natural la añoranza.
ReplyDeletepioneros por miedo y consumo, seremos como el chef!
ReplyDeleteY la del alma...
ReplyDeleteHay un gordito con el cual he tenido dos o tres broncas (Michael Moore) que ayer en un documental planteaba alguito asi..."el poder ha encontrado una formula para mantener al publico siempre asustados y gastando"....claro de esa forma no nos queda mucho tiempo para meterle el coco a la cosa.
ReplyDeleteYo quisiera ser judio pero nunca me cortaron el pellejito...que pena!
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