La tanga ha muerto. Es oficial y, si ha de prestársele oido a los gurús de la moda, irreversible.
Podría decir "¡al fin!", pero sería por demás hipócrita y desagradecida. Después de quince años de uso indiscrimindado lo menos que puedo hacer es despedirlas decorosamente. Descansen, pues, en paz, y tengan por seguro que no serán olvidadas.
Al mismo tiempo, se anuncia el regreso triunfal de la ropa interior al estilo de los 50 y yo, amante del vintage y del burlesque y con más de un michelín pidiendo a gritos que lo restrinjan, aplaudo cual mono de cuerda. Desde hace años persigo corsettes y sostenedores con ballenas, desesperando ante los elevadísimos precios que me econtraba, pues sólo los vendían en boutiques especializadas. Ahora, en cambio, mi proletario bolsillo se regocija pues los modelitos a la venta en todas partes son, si no baratos -después de todo esto es Noruega- al menos módicos.
De niña me disfrazaba con los sostenedores y fajas de mi madre, todos Maidenform, todos descartados por viejos y anticuados. Ahora tocan otra vez, mitad en juego también, para cerrar el círculo. Bienvenidos sean.
Foto: Dita, of course
Me encantan los calenticos!
ReplyDeleteViste éso? Ahora, como regresen los matapasiones masculinos estamos muy judidos...
ReplyDeleteMatapasiones almidonados. Así lo hacía mi abuela con mi pobre padre. Menos mal que llegó mi mamá.
ReplyDeleteNo digas nada, que acá el Garrix le echa micosilén a los de Chávez. Hay cada sádico suelto!
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