Before any good meal murder must be done.
Gertrude Stein
No hay nada tan reconfortante como una cocina en otoño. El sabor de los estofados de liebre, alce, cordero, con sus salsas ricas y espesas. El color de los patos y codornices asados, y las setas silvestres contrastando. El olor de los pasteles recien horneados. El sonido de la marmita barboteando, para siempre unido a Yuchko y Mariusha...
La conciencia me clava los dientes cada vez que pienso en los animalitos sacrificados, pero mi vocación de cocinera loca puede más. Ir de un lado al otro de la meseta, cortar, mezclar, buscar una hierba aquí y una especia allá, macerar semillas en el mortero, dar rienda suelta a la creatividad y a la bruja me hace burbujear. Y observar como todo va tomando forma, cobrando cuerpo y aroma, es realmente gratificante.
Y si a todo esto le sumo luz de velas pequeñitas, el viento barriendo las hojas, una copa -o tres, Mariana, o tres- de vino tinto, y Nick Cave, la sensación de bienestar es completa. Terriblemente egoísta, pero no por ello menos agradable.
So there.
Voy a responder como la Pelirroja: Yo no, pero estoy explicando!
ReplyDeleteComo la fiesta de Babette : D
ReplyDeletehttp://www.filmaffinity.com/es/film218348.html
Yummy!
Más modestamente. :))
ReplyDeleteLovely film, by the way.