Son cuatro, tres mujeres y un amago de hombre. Se han sentado en torno a una de las mesitas repletas de panfletos promocionando las maravillas de Barataria, y a una silla de distancia es imposible evitar escuchar su conversación. La una tiene intenciones muy claras de cantarle las cuarenta a la cónsul en cuanto entre a la entrevista. La otra se queja de el robo de los aduaneros, que la última vez la desplumaron viva. Y el otro se vuelve todo exclamaciones de horror y disgusto, acompañadas de los debidos aspavientos.
De repente, se vuelven todos hacia mí y la más cercana pregunta: "¿Tú eres yuma?"
Me tenso. No entiendo la pregunta, no entiendo el motivo, y sobre todo no entiendo la hostilidad en su voz. Niego despacio con la cabeza, y ella termina: "No, es que te veo hablando noruego..."
La secretaria avisa que puedo pasar a ver a la cónsul justo cuando mi cerebro ha comenzado a procesar el absurdo y en medio de pagos, firmas, cuños y explicaciones casi olvido el incidente. Lo recuerdo perfectamente, empero, al salir del despacho, cuando la mirada de los cuatro me da de lleno.
Debo esperar el recibo de pago, y entonces escucho la voz nuevamente, aún más irritada: "¿Tú eres de La Habana?" Levanto la vista, vuelvo a negar con la cabeza, y cuando estoy a punto de abrir la boca para preguntar a qué viene el interrogatorio ella se vuelve hacia sus amigos y le dice a uno de ellos: "¿Viste? Te lo dije, es especial."
Salí de allí con la estupefacción a punto de ebullición, y mientras caminaba me fui llenando de preguntas. ¿Por qué soy especial? ¿Por qué, el tono y la actitud hostiles? ¿Por qué el hecho lógico de que hable noruego, viviendo como vivo en Noruega y habiendo estado conversando con un noruego, les molesta? ¿El ser capitalino se ha vuelto un requisito para personas normales? ¿O es que soy una especie de alien, con mi melena de siempre, mi vestido de algodón y mis sandalias de cuero, tan poco a tono con los botines, las lentejuelas, las trenzas, los abalorios que llevan ellos y por tanto me rechazan? Tras dos años de especulaciones, sigo sin respuestas lógicas.
La semana entrante toca ir nuevamente a la embajada y seguramente -única ocasión en el año- me encontraré con parte de la comunidad cubana en el reino. Me pregunto qué dilema existencial me regalarán esta vez.
Foto: Roberto Fabelo
Me parece francamente ridículo.
ReplyDeleteYo no soy de las que siente la necesidad de reagrupación por orden geográfico, no me siento obligada a unirme a la conversación de otros cubanos sólo porque compartimos patria. Evidentemente está mal visto, pero al final, ande yo caliente...
Gracias! La verdad es que en su momento me mortificó un poco, porque yo me hago la dura pero en el fondo soy medio monga, como toda buena Piscis. ;)
ReplyDeleteSe esperaba mas de ti, francamente debistes decepcionar a tus cuatro paisanos. Apuesto que tu vestimenta carecia de los requeridos brillos y gangarrias, tus modales demasiados educados para no repugnarles, el tono de tu voz moderado debio sonarles cuanto menos ridiculo.
ReplyDeleteA que cuvano se le ocurre en Noruega hablar el dialecto nordico, estas loca? lo mismo que en mayami no rehusamos tu spik inglich...para eso somos lo que hay, lo que se vende como pan caliente...en fin compañerita del medio de Oriente, espero que este año en la misma embajada, frente a tus paisanos sepas comportarte como lo soño Marti y Fidel te lo cumplio.
Suerte y rezaremos por ti....
Ah, usté también? Y por ahí anda Ofelia, que padece del mismo mal. Podríamos formar la Sociedad de los Blogueros Bobos...
ReplyDeleteNo te preocupes compañera, que formas parte de un grupo en extinción. Recuerda que estamos en la era del culto al mal gusto y la chabacanería.
ReplyDeleteLamentablemente, mi martiana.Lo que más me asombra, empero, es el deseo de jorobar. Le zumba el mango, venir de tan lejos a buscar pleitos con gente que no conocen y que no los conoce. ¡Con lo rica que es la indiferencia escandinava!
ReplyDeleteAaahhhh, porque no hay peor astilla que la del mismo palo!
ReplyDeletey ahora este blog con comerciales y todo?! que desparpajo. que gente,caballero, pero que gente!
ReplyDeleteMarsellus, tienes razón! El comentario no salió.
ReplyDeleteTe contaba que yo por lo general tengo muy buenas pulgas, pero que de vez en cuando se me revuelven los rebullones, como la vez que coincidí en la misma embajada con una mujer que esperaba su turno junto a su marido y a su hijito.
La pobre criatura estaba deseperada de aburrimiento, llorando sin consuelo, y aquellos dos cristianos no hacían nada por llevarlo a dar un paseíto o a jugar con otros niños -justo al lado hay un jardín de infantes-.
El colmo fué cuando yo saqué leche para darle a mi bebé y el niñito quiso también. ¡Tú no tomas leche!" le gritó la madre. Ahí sentí que las ganas de quitarme el zapato y darle una cueriza eran más fuertes que yo, porque para mí un niño hambriento o adolorido es la última carta de la baraja.
Al final la secretaria, que a pesar de los pesares parece ser una persona decente, le buscó jugo y un juguetico para que se tranquilizara.
Se ve gente de todas las calañas y costumbres, y algunas se quedan en el recuerdo por cretinas, como las cuatro de arriba, pero otras dejan huella por hijas de puta, como la de ahora, y eso es peor.
pregunta...hay muchos cubanos en Noruega?
ReplyDeleteNo tengo idea. Yo vivo en las afueras de la cuidad y los lugares que frecuento no son los que llaman la atención de los latinos en general, así que sólo los veo en la embajada.
ReplyDeletesuertuda chica...
ReplyDeleteNo lo creo. Sería fantástico concocer y hacer amistad con otros cubanos, gente buena, gente normal con la que hablar de Cuba y de Noruega y de lo que sea, pero hasta ahora no he tenido la suerte, al menos aquí.
ReplyDeleteTengo, en cambio, dos amigas que viven en Suecia y valen un Potosí.
Yo supongo que entre los cubanos residentes en el reino haya decenas de personas decentes, pero creo que están en su rincón, como yo, tildados de especiales.
Quieres que te haga la visita?
ReplyDeleteDe mil amores!
ReplyDeleteEhhhh, lo que pasa es que personas NORMALES no pueden aspirar a encajar en ese mundo, y tú eres una de ellas:D
ReplyDeleteIda, Mariana está en la cocina revolcada de risa! ;)
ReplyDeleteAh,por cierto, no le echaste al menos una maldición cosaca a los tarúpidos que no atendían a su bebé?
ReplyDeletePara qué? Si no son capaces de comprender que una criatura encerrada en una oficina, con hambre y sueño necesita atención inmediata, ni la cara de la secretaria, ni la nuestra, qué pueden importarle mis maldiciones...
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