“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Thursday, 24 March 2011

Zoociedad

"Varios  animales del zoológico de Kiev han muerto en los últimos días de manera misteriosa", leo en el diario.

Misterio. Qué lindo eufemismo para designar el maltrato, el cautiverio, el hambre, la soledad de los pobres animales y lo infinitamente malvado de sus verdugos.

En el parque zoológico de Manzanillo hay una leona con los ojos más tristes que he visto nunca. Famélica, con el pelaje raído y las orejas gachas, se pasea incesantemente dentro de su jaula y a veces mira fijo a quienes se acercan para regodearse en su desgracia.

En un cuento de Neil Gaiman, "Un sueño de mil gatos", una gata desesperada por el asesinato de sus gatitos arriesga su vida para llegar al reino del Sueño. Necesita respuestas para una pregunta que no sabe hacerse. Cuando al fín encuentra a Morfeo éste, tomando la forma de un enorme gato negro, le cuenta cómo era el mundo antes, cuando los felinos gobernaban y el hombre era su juguete y su presa. Todo cambió, le dijo, cuando los hombres juntaron sus sueños y soñaron que eran libres y gozaban de supremacía.

"Sueñen", fué el mensaje que llevó la gata de regreso para sus semejantes, pero la leona no lo sabe. Todavía.



2 comments:

  1. Triste destino el de los animales en cautiverio y más en estos zoológicos antiguos con jaulas estrechas y piso de cemento, la mala educación de la gente que le da de comer a los animales cualquier cosa, el poco interés de los cuidadores. Igual que los circos con sus animales payasos. Hace poco llevamos a la peque al zoo y el chimpancé sacaba su mano constantemente para pedirnos comida, tenía una tristeza en la mirada, verlo así me hizo recordar todos los libros de historias de animales que he leído, Sirga, la leona, Knop la pantera, Ouro, chimpancé. En esas historias los animales son dueños de sus vidas, en la selva que es dura pero tienen libertad.

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  2. Que pena tan grande. De niña me encantaba ir al zoo, pero recuerdo que la última vez que fui quedé muy deprimida. Los animales de mi ciudad no eran animales, eran sus fantasmas; vagaban por aquellas jaulas, los que aún tenían ánimo para hacerlo. Otros ya ni se inmutaban, solo movían sus tristes ojos al paso de la gente, como implorando ser libres o pasar a mejor vida.

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