A veces tengo la impresión de que no pasa una semana sin que lo repita, y ya no sé si es mi necedad o la de los otros, que no se acostumbran a la idea. O quizás es lo contrario, quizás es que están tan acostumbrados a la idea que ya no pueden dejar de hablar de ello.
Lo digo una vez más, señores: no dejaré nunca de escuchar a Silvio. Ya pueden aducir argumentos de peso, ya pueden sacar a relucir ridículas anécdotas, yo seguiré desgañitandome con sus canciones, con la misma fuerza a los veinte y doce que a los diecisiete.
Los que no quieran o puedan separar el arte del artista, sigan en el pantano atascados. Yo, que tengo en sentido común y terquedad todo lo que el buen Jesús no me dió en curvas caribeñas, pico mi yunta y avanzo, porque el tiempo es demasiado poco como para emplearlo en juicios que ni siquiera cuentan con una Susana en cueros.
Por allá veo a Mariana, que aún quiere ser canción, esperando un tiempo de duendes en añejo. Me voy con ella.
Por más que lo intento no logro entender por qué algo tan sencillo como vivir y dejar que los demás lo hagan a su manera resulta tan difícil de poner en práctica para algunos.
ReplyDeleteyo tambien!!!....en medio de este pantano bananero mas de una critica me he ganado...hace un par de dias me sorprendi gritando muy desafinado (ese soy yo) "El Necio" ...Alla Dios que sera divino, yo escucho la musica que me da la real gana...les debo tildes y otros gazapitos
ReplyDeleteAmbas orillas plagadas de mongofieras, sin mencionar los que pueblan la vieja Urópa, que no lo parece pero son legión.
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