Hoy, por lo de las ambulancias, me acordé de un vecino que rondando los setenta y cinco murió de un paro cardíaco provocado, según las malas lenguas, por una sobredosis de pastillitas azules. Y me vino a la mente este versito, que no es de mi abuelo pero que a él le hubiera encantado también:
Twenty to thirty, night and morning.
Thirty to forty, night or morning.
Forty to fifty, now and then.
Fifty to sixty, God knows when.
El almanaque, que no cree en pócimas ni brebajes, y la imprudencia de los hombres, que no acaban de comprenderlo.
Tienes razón, a tu abuelo le habría encantado. Es que los hombres son una raza diferente.
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