“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Tuesday, 7 September 2010

Un montón de mujeres

Son dos. Rubias, altas, delgadas. Perfectamente maquilladas, con cortes de pelo impecables, elegantes y seguras de sí mismas. Con la vista firmemente puesta en la cámara dan consejos que nos ayudarán al resto de las mujeres -simples mortales, atribuladas madres de familia, esposas estresadas, hormiguillas laboriosas e irritables- a aceptarnos tal y como somos y a ser felices con lo que Dios nos ha dado. Por mucho que lo que Dios nos dió se haya metamorfoseado como Gregorio. Sobe todo si lo que Dios nos dió se ha metamorfoseado como Gregorio. De hecho, cuanto más kafkiano sea el proceso más contentas debemos estar.

¿Que se te han caído los pechos? Maravilla. ¿Que las patas de gallo van pareciendo de avestruz? Fantástico. ¿Que los niños al verte salir del baño hacen bromas sobre huequitos en tus nalgas? ¡Aleluya!
 Estrías, cicatrices, pellejitos colgantes, michelines, todo es un canto a la vida. Y si tu marido no comprende, si es tan cretino, tan banal, tan retrógrado como para seguir pensando que los pechos de Scarlett Johanson son hermosos teniendo al lado los tuyos, ahí está la revolución. De, para y por las mujeres, con el apoyo de miles de hermanas y tratados feministas.

No quiero pecar de suspicacia, pero algo me dice que después de la filípica matutina las estilizadas profetas han salido corriendo al gimnasio a poner a tono sus cuerpos sacados de balance por el jugo de naranja que bebieron en el estudio. Es un pensamiento ruin, ya lo sé, pero no logro sacudírmelo de la melena -piensa mal y acertarás, decía mi abuela-. Sin embargo, no quiero denostarlas. Si sus palabras encuentran eco, si su Iglesia de la Autoaceptación y la Felicidad Perpetua se llena de seguidoras a pesar de lo hipócrita de la teoría, felicidades.

Yo, por mi parte, pienso seguir odiando a muerte cada gramo de grasa, pienso seguir soñandome como cuando tenía diecisiete, pienso maldecir la báscula y a su inventor cada mañana pero, aún así, pienso seguir viviendo con mi cuerpo tal cual es. En guerra unas veces y otras en paz, como siempre, pero ahí.

Y así las cosas, es reconfortante encontrarse con un sitio como éste, donde cientos de mujeres se reunen, no para dar consejitos desde su propia perfección sino para decirle "yo también" a los defectos de las otras. Un regalo para los ojos, ya sean almendrados o porcinos.


Foto: Christian Peter

8 comments:

  1. Vaya! Generalmente me gusta casi todo lo que escribes pero esta con diferencia me ha gustado más; tema más vocabulario, soltura, gracia y cierta ironía que la caracteriza, señorita (o señora pero suena tan mayor y tenemos la misma edad). Excelente!

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  2. Gracias! Me alegro de que te guste. Estuve pensando si no sería un poco irrespetuoso no dedicarle el día a Cachita, pero al final pensé que ella también debe de estar hasta el moño de los falsos profetas. ;)

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  3. Esos programitas, libritos, etc, de consejitos, autoyuda, bla,bla, bla me matan, pienso igual, seguro que salieron corriendo a quemar grasa en el gimnasio y se autoflajeron por haber osado tomar un juguito. Una vez leí que una simple manzana daba celulitis, qué queda entonces? Yo como tú, unas veces en guerra y otras como que no me importa, pero por dentro sigo penando. Uno tiene que aceptarse, es verdad, pero con medida, jejejeje, que tampoco nos podemos dejar caer. Llevar las cosas con buen aire es diferente, los 40 con estilo, me toca muy cerca, los 40, no el estilo. jajajaja.

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  4. ¡Oh encanto de la gorda

    pierna de robustez elefantina

    que en grasa se desborda!

    ¡Oh majestad divina

    del muslo rebozado en gelatina!

    ... Vivan las adiposas

    adoratrices del esfuerzo nulo,

    que dejan las odiosas

    fatigas para el mulo

    y comen todo lo que agranda el culo.

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  5. Inspirado por el Espíritu Santo, sin dudas. ;)

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  6. Martiana, aquí seguimos. Por fuera tendremos un que otro repello pero por dentro seguimos siendo unas muchachonas, así que compensamos.

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  7. el carro de la carne tiene lo que tiene, vamos a dejarnos de cuentos.
    muy buena tu oda, van.

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  8. Por supuesto. Todos tenemos nuestro billí-billó, lo que hay es que saberlo utilizar. ;)

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¡Habla, pueblo de Aura!