Hoy le toca a un bigotudo fantástico que conocí a los nueve años
-registrando en el librero de mi papá, junto a Jardiel Poncela y Erich María Remarque- por su Mescolanza Humorística. Recuerdo que me pasaba horas leyendo las pequeñas historias sobre aquel desgraciado Juanito, padre y esposo, comprendiendo tan sólo una mínima parte del contenido, pero sabiendo que me gustaba.
Años más tarde, en una de aquellas librerías privadas que plagaron la ciudad por un tiempo para desaparecer luego sin dejar rastro, encontré a Don Camilo en su pequeño mundo. Lo compré con todo lo que tenía ahorrado -eran los años duros en que el dinero aún valía- y me lo llevé a casa. Un día después ya no podía vivir sin él.
A propósito, el Vaticano debería invertir algunos millones de euros y comprarle a cada uno de sus sacerdotes una copia, a ver si aprenden cómo debe comportarse un cura de verdad: misa, olla, vino, conversaciones de tú a tú con el Crucificado y, sobre todo, mucho honor, que no por llevar faldas la hombría ha de ser menos.
"El destino se llama Clotilde", "Diario Clandestino" y "El retorno de Don Camilo" son libros para gente buena y con cerebro, porque los malos y los tontos no los comprenderían jamás.
Salud, Guareschi, y gracias por las risas, las lágrimas y las reflexiones.
A mí me gusta más Juanito, pero el Poncela es para reventarse de risa. Qué bueno que tuvimos padres con la locura en su lugar!
ReplyDelete