Las ganas de preguntarles a los poseedores de los maravillosos tarecos si no extrañan el ritual de abrir un libro real, olerlo, hojearlo, marcarlo, hacer notas al margen, zambullirlo por accidente en la bañera, mancharlo de vino, buscarlo por toda la casa, dormirse con él sobre el ragazo, hacerle un lugar en el librero, prestarlo bajo juramento y releerlo cada vez que el tiempo lo indique son intensas, pero intuyo con igual intensidad la respuesta.
Algo me dice que su fantasía es de color gris acero, como sus nuevos juguetes.
Foto: Anónimo
No, pero a lo mejor el librero si, so capitalizado...
ReplyDeleteSe van a perder todo eso y más. Pasar por la librería y encontrar ese libro que hace rato estás buscando, te gusta la portada, le echas una mirada, lees un poco, allí mismo parada frente al estante. A final, lo compras y estás loca por llegar a la casa para empezar a leer. Eso es parte de las pequeñas cosas...
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