"Muchachita pícara, me dejaste pensando un buen rato pero caí, al final; sólo a ti se te ocurre", escribe mi héroe desde el otro lado del mundo, y lo siento sonreír en cada letra. Por eso le canté en el teléfono el famoso estribillo, para ponerlo al día sabiendo que él sabría.
Y he pensando que tendrían que ser embotellables, los momentos en que una mujer y el hombre que más la ama en el mundo -Cid Campeador, maestro de estrellas, cómplice de serenatas, tiritero de sombras- hablan el mismo idioma.
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¡Habla, pueblo de Aura!