Put another dime in the jukebox, baby

"El rock ha muerto" leo en el diario. "Los grandes íconos del género que aún viven pasan todos de los cincuenta y no hay relevo para ellos. Son una raza en extinción."

Ya lo anunciaron alguna vez  Lenny Kravitz y The Jesus &  Mary Chain, y seguimos andando. Claro que en ese tiempo no habían centenas  de pseudo artistas ocupando el 80% ciento del panorama musical, y las estaciones de radio tenían más de un género para escoger, y en los canales televisivos se podía ver algo que no fuera R&B, hip hop, y reguetón. Todavía no había booty shaking y bling bling, todavía el mal gusto tenía coto, todavía los descerebrados no contaban por hordas, pero aún así.

Es verdad que el Ozzy y Robert Plant se han puesto viejos como el conejo en la luna. Es verdad que Steve Tayler y James Hetfield van pisandoles los talones. Pero con lo que hay creado tenemos para tres generaciones de buena música, y en ese tiempo las plagas actuales desaparecerán, como pasa siempre con lo mediocre.

Mis nietos se librarán de la pena de  Kanye West, pero sabrán sin duda que hubo un Chris Robinson en el mundo, de la misma manera en que mis hijos saben quién es Lennon, y yo supe quién fué Elvis. Como dirían en cierto programa baratario: lo bueno no pasa.