“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Tuesday 25 January 2011

En mi calle

Limpiando mi buzón electrónico encuentro un mensaje, viejo de hace más de un mes. Alguien, que dice leer mis entradas a menudo aunque no es seguidor del blog, me escribe. Mis artículos le gustan, le parecen bien escritos, pero tiene una queja. A pesar de que hablo constantemente de Barataria, el remitente nota que es sólo en plan personal, para contar anécdotas familiares o hacer referencias culinarias y culturales que si bien pueden resultar entretenidas, no dan una imagen real de la Islita, porque no cuentan las vicisitudes de los isleños ni los abusos que sufren.

Respondo aquí porque me parece más válido y porque quiero darle la oportunidad de expresarse en público y en una entrada acorde con sus preocupaciones. Me doy cuenta de que sería contraproducente debatir el carácter de ésta casa entre canciones de Benny Moré y el bacalao de la Bellucci. Espero que se anime a opinar, que para eso estamos.

Éste blog no es más que el reflejo de dos cabecitas: la de Mariana, loca de atar desde que el mundo es mundo y que sin embargo sabe sus cosas y la mía, que a veces no anda muy católica pero que sigue firme sobre los hombros. Aquí contamos lo que nos conmueve, lo que nos alegra, lo que nos molesta, de la manera que mejor sabemos y sin otro ánimo que el de "ventear" esa parte de nuestra vida que tolera la luz pública. Sin complejos, sin compromisos impuestos, suavecito y con calma.

Decía Hemingway -culpable al parecer de que no todas las barbas me desagraden- que un artista debe al lugar que mejor conoce el destruirlo o perpetuarlo. Yo no soy una artista, pero me aplico la máxima. La Cuba que cuento, aquella a que me refiero tan a menudo, es la que me tocó, la que extraño a diario, la que quiero siempre.
Conozco muy bien los males que la aquejan -y esto lo digo con autoridad, porque los veo con mis propios ojos cada año-  pero prefiero contar sus risas. Así de simple.


3 comments:

  1. Por supuesto. Lo maravilloso de este melao es que todo el mundo puede meter el dedo y contar su historia. Dos, incluso.

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  2. De acuerdo contigo. Para mí que piensan que ser cubano es andar todo el tiempo recomiéndose el hígado. Hay muchas cosas de las que dolerse, pero también hay cosas por las que alegrarse. Y ojalá siempre fueran más.

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¡Habla, pueblo de Aura!