“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Thursday 27 January 2011

La canciones de mi abuelo. Parte IV

Éste "cántico" -palabra  de mi abuelo, de quien lo aprendí, que la aplicaba a cualquier cosa que tuviera rima y que me encanta por lo anacrónica- lo recitaba yo de memoria con cinco años, cuando servía sin vergüenza alguna como mono de feria de la casa.
Durante mis años de adolescente puse cara de circunstancias cada vez que alguien me recordaba aquellos maratones de poesías y fábulas, pero con el tiempo le fui  perdiendo animosidad al recuerdo de aquella niña que llevaba el cartelito de "sabichosa" en la frente, y ahora me hace hasta gracia.

Así pues....


A Ursulina y Paco, que se idolatraban,
para el matrimonio horas les faltaban.


Unos días antes, con gran embeleso,
Paco y Ursulina se dieron un beso
 y dícele  ella a Paco:
"¡Ay, cómo te apesta la boca a tabaco!"
"Si no dejas pronto ese vicio cochino
 ya no nos casamos, querido Francisco."


Triunfó la coyunda de la nicotina 
y al fin se casaron Paco y Ursulina.


El día de la boda, como cosa cierta, hubo comelona,
y Úrsula esperaba como toda esposa
que Paco le hablara de alguna otra cosa,
pero éste se hizo el tuno y muy distraído 
profundamente se quedó dormido.


Al otro día Úrsula a su madre el caso contaba
y la vieja, hecha un basilisco,
con estas palabras requiere a Francisco:
"Óigame, don Paco, ¿es que usted no conoce 
de todo casado las obligaciones?"


"Saberlo, señora, siempre lo he sabido, 
pero yo sin tabaco soy hombre perdido.
No tengo esperanza, no tengo alegría...
¡Yo sin tabaco no tengo energía!"


Úrsula y su madre fueron a la bodega
y entre picadura, cigarrillos y puros
gastaron no menos de veinticinco duros.
¡Y hay que ver la dicha de Ursulina y Paco 
cada vez que éste se fuma un tabaco!


Don Gil Recaredo, el padre de Ursulina,
nunca se ha fumado ni una talanquina.
La vieja quiso ver si a Don Gil le pasaba
lo mismo que a Paco cuando tabaco fumaba, y le dijo:
"¿Por qué tú no pruebas a fumar, Recaredo,
una o dos talanquinas al día, por lo menos...?"


"Ay, mi vieja querida, 
¡el ánimo mío ya no hay quien lo suba
ni aunque yo me fumara la Isla de Cuba!"



3 comments:

  1. Asi fue como me la recitaba el viejo mio (EPD)

    Voy a referirles un caso curioso,
    que a muchos de Ustedes, puede serles muy provechoso,
    Ursulina y Paco que se idolatraban,
    para el matrimonio horas les faltaban,
    unos días antes con gran embeleso
    Ursulina y Paco se dieron un beso,

    más ella al besarle,le dice a su Paco
    ¡Ay Hijo!,
    como te huele la boca a tabaco,
    si no dejas ese vicio maldito,
    ya no nos casamos querido Paquito.

    Desde áquel entonces dejó Paco el vicio,
    haciendo al dejarlo un gran sacrifio,
    triunfo la coyunda de la nicotina,
    y por fin se unieron Paco y Ursulina.

    La Noche de bodas Hubó alegremente
    comilona y baile, como es consiguiente.
    Terminado el baile Paco al momento
    se llevó a Ursulina para su aposento,

    Ursula, esperaba como toda esposa
    que ahí él, le dijera alguna cosa,
    pero el truán de Paco se hizo el distraido
    y profundamente se quedó dormido,

    Ursula a Paquito no le dijo nada
    de aquella conducta tan inesperada,
    pensando que el pobre se hallaba cansado,
    aunque no era propio de recién casado.

    Paso una semana sin que Paco diera
    a su linda esposa ni un beso siquiera,
    ni de hacerle un mimo Paco se acordaba,
    ni tampoco Ursula se lo insinuaba,
    porque no es correcto que ninguana esposa
    deje de ser digna y pudorosa.


    Más de áquel estado se canso de fijo
    y una noche a Paco Ursula le dijo:

    que te pasa Paco?, te veo tan triste
    es que de casado ya te arrepentiste?
    y el fresco de Paco se hacia el dormido
    y le contestaba con algún ronquido


    A la madre entoces frente a áquel fracaso,
    Ursula corriendo fué a contarle el caso,
    y la vieja vino hecha un basilisco, y le dice
    al yerno !oye tu Francisco!,

    ¿Quieres explicarme inmediatamente,
    el porque mi niña te es indiferente,
    es que no lo sabes o no lo supones
    de todo casado las obligaciones?.

    Si lo sé Señora,eso se adivina
    más la culpa de todo la tiene Ursulina,
    ¡Que ya no fumara!, ya me lo ha exigido,
    y yo sin tabaco, soy hombre perdido,
    no puedo animarme, no tengo energía,
    no tengo carácter, no tengo alegría.


    La madre y la hija dejaron a Paco
    y corriendo fueron a comprar tabaco.
    Entre picadura cigarrillo y puro
    se gastaron ciento treinta y siete duros.

    y désde el momento en que llegó el tabaco
    comenzo la dicha de Ursulina y Paco,
    cada vez que un puro Paco se fumaba
    de una nueva dicha Ursula gozaba
    y los dos contentos, y los dos dichosos
    eran un modelo de buenos esposos


    A los pocos días de esa paz bendita
    de Ursula los padres fueron de visita
    que al ver a sus hijos, !que antes tan violentos!
    que con el tabaco se hallaban contentos.


    ¡Eh que tal hija mía!, -la madre le dice
    ¡Eh! noto en tu carita, mucho regocijo,
    así que la conducta que observava Paco,
    ¡Era tan sólo debida al tabaco!.
    ¡Eso solo era madre idolatrada,
    ahora, si mamita, no me pasa nada
    desde que ya fuma mi querido esposo,
    no hay hombre más bueno y más cariñoso.

    Cada que un puro fuma mi marido,
    como me da halagos muy agradecidos,
    ya no paso penas, ya no paso apuros.
    Hoy ya se ha fumado diesisiete puros.


    Don Juan Recaredo padre de Ursulina
    nunca había fumado ni una tagarnina,
    así es que la vieja, quizó ver si el tabaco,
    surtia el efecto lo mismo que a Paco.

    Así es que le dijó, -Porque no pruebas
    fumar Recaredo unas cuantas brevas
    hace tiempo te noto tan alicaido,
    tan desamoroso,tan desfallecido
    que puede el animo se te levante
    y el tabaco sirva como estimulante.


    Don Juan Recaredo contesto al momento
    poniendo al hablar mucho sentimiento
    !no creas esposa!, !que pueda el tabaco
    surtirme el efecto lo mismo que a Paco!,

    el ánimo mio no hay quien lo suba, ni
    aunque me fumase la Isla de Cuba.

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  2. Dios de los pobres...Menos mal que mi abuelo simplificó su versión, porque como yo le recitara esa retahíla a los pobres visitantes poca vida social hubieran hecho.

    Gracias por pasar, Michael, y que se repita.

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