“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Tuesday 1 November 2011

No hacen falta alas

Hoy toca la segunda parte del show jalouinístico: hacer un espantapájaros.

Junto aquí y allá ramitas, palos y cordeles, y retoco la calabaza que hará las veces de cabeza. Ayer sonreía maligna desde la terraza, vigilando a los niños que gritaban "truco o trato; dentro de un rato tendrá un cuerpo y una mortaja para agitar  al viento oscuro del otoño. Siento el hormigueo del entusiasmo y me pregunto si será un trauma, otro más.

Pienso en los campos cubanos, tan desprovistos siquiera de la magia efímera de la silueta de un espantapájaros a la luz de la luna, tan pragmáticos, tan de no ser más ni aparentarlo a ver si soñábamos.
Ni siquiera Martí, que tanto quiso a los niños de Cuba, nos dejó el consuelo de un toque de maravilla: camarones duros tuvimos, y no pecesillos dorados para conceder deseos y luego desbaratarlos.

De qué vale la más rica de las realidades si no puede uno deformarla a base de fantasías? La calabaza no ha querido responder pero yo sé, yo sé.

8 comments:

  1. Sabes que? Si no lo tuviste de pequeña, lo cual es una verdadera pena, porque esos recuerdos son los más gratos que guardas de la vida, por lo menos ahora los estás disfrutando a tope, lo peor sería no tenerlos nunca...

    Unos pocos privilegiados tuvimos algo de esa fantasia, aunque no fue mucha, algo nos calló.

    ReplyDelete
  2. No, yo nunca hice espantapájaros. Y de Jalouín ni hablemos, las únicas brujas que había en mis tiempos eran las del CDR...

    ReplyDelete
  3. No hablo específicamente de espantapájaros :)) solo de historias...
    En la parte de las brujas, toda la razón!

    ReplyDelete
  4. Ver la cara de asombro de mi chama cuando vio que los renos habian mordido la galleta que le dejo, asomada con miedo desde el pasillo curo todas las Navidades que no tuve..la vida tiene sus revanchas.

    ReplyDelete
  5. Pero dudo que exista un día más terrorífico que los ensayos esos que hacían de la guerra de todo el pueblo el domingo, con los cuatro viejos vestidos de milicianos. Tengo un trauma porque un domingo de esos en medio de los tiros, se me murió un perico que tenía de mascota que me había traído mi prima de Nicaragua cuando fue a hacer misión internacionalista. Si yo te digo que el patio es tan surrealista...

    ReplyDelete
  6. el perico no murío de un tiro sino que se me ahogó en la taza del baño

    ReplyDelete
  7. Y la corredera hacia los refugios a mitad de clase con las máscaras antigas aquellas que no había Dios que resistiera más de dos minutos y la sirena reventándote los oídos? Es verdad, si les da por hacer espantapájaros a lo mejor nos hubieran cogido a nosotros...

    ReplyDelete
  8. Ay Macondo, a pesar de tu surrealismo cuan poco de magia nos diste!!!

    ReplyDelete

¡Habla, pueblo de Aura!