“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”
Y de otras tantas cosas que se le ocurren y que nos quedamos pensando ?su filosofia? Pero al final, pobre Manolo. Me recordo al caballero de Paris en sus calles del Vedado, a veces quise tocarlo -con el amor innato que traemos- y otras -el muy sabichoso- me asustaba terriblemnte y le odiaba.
Manolo tenía soluciones para los grandes misterios de la vida que si bien no eran salomónicas sí que eran innegablemente aplastantes en su pragmatismo. El amor, por ejemplo, era sencillamente el que un hombre y una mujer se encuentren y digan "dame la saliva, toma la saliva". Imagínense cuanta pena nos ahorraríamos si pudiéramos aplicar esa filosofía. A quien se le ocurriría llorar por un poco de saliva perdida?
ja
ReplyDeleteUn pequeñísimo recordatorio, tanto del hombre -abominable, por cierto- como de su filosofía.
ReplyDeleteY de otras tantas cosas que se le ocurren y que nos quedamos pensando ?su filosofia?
ReplyDeletePero al final, pobre Manolo.
Me recordo al caballero de Paris en sus calles del Vedado, a veces quise tocarlo -con el amor innato que traemos- y otras -el muy sabichoso- me asustaba terriblemnte y le odiaba.
Pobre hombre. Mierda de vida...
ReplyDeleteManolo tenía soluciones para los grandes misterios de la vida que si bien no eran salomónicas sí que eran innegablemente aplastantes en su pragmatismo. El amor, por ejemplo, era sencillamente el que un hombre y una mujer se encuentren y digan "dame la saliva, toma la saliva".
ReplyDeleteImagínense cuanta pena nos ahorraríamos si pudiéramos aplicar esa filosofía. A quien se le ocurriría llorar por un poco de saliva perdida?
Sin pantalones a rayas ni barba blanca, fíjate.
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