"Que no siempre había dinero para una posada"- dijo el H en NY, y yo pensé, caray, hablando de posadas....
Y es que justo al lado de mi casa hay una, privada pero con todos los hierros, incluyendo a la mamasanta feroz y parrandera, servicial y rapaz que corresponde, y que funciona como un trapiche desde las siete de la mañana hasta que a su dueña le alcanzan las fuerzas que el buen Jesús le concede.
Para los manzanilleros, luego de que los vientos revolucionarios arrasaran con los cinco hoteles que circundaban el centro de la ciudad para erigir en cambio otro, triste y enorme como si hubiera nacido en Murmansk y tan lejos de la civilización que a él solo llegan los turistas extraviados que torturan sus infelices traseros pedaleando la Isla, casas como la de mi vecina representan un increíble alivio; permitir que funcionen ha sido la mejor idea que han tenido las autoridades en los últimos veinticinco años.
Por treinta pesos la hora las parejas interesadas disfrutan de un sexo discreto, limpio, cómodo, tranquilo, fresquito de aire acondicionado y salpicado de cervezas y saladitos que también se ofertan en el lugar. Al lado de tales ventajas palidecen la calle populosa, las sonrisas pícaras de los vecinos, el reloj agresivo de la dueña, todo. Para comprobarlo no hay más que ver la sólida línea de vehículos parqueados a lo largo de la acera, a veces incluso con chapas de otras provincias.
Es el amor en su forma más calculada, un amor con cuentagotas, un amor muchas veces de "sal tú primero que después salgo yo", un amor de tomar direcciones opuestas pero amor al fin, y en los tiempos que corren ningún roce está de más.
Salud pues, Virgen, y que siga la zafra.
Es que es un negocio de armas tomar, hay que echarle ganas y arrestos. Eso sí,rinde que es un encanto, hoy por hoy tener una posada en Cuba equivale a tener un ingenio hace cincuenta años.
ReplyDeleteme encanta eso de "sal tu primero que despues salgo yo"....no se, pero me gusta!
ReplyDeleteUsted siempre tan mal intencionado.
ReplyDeletePor cierto, me acabo de dar cuenta que la generación y tiene entre sus carácteristicas no haber podido entrar a una posada. Me contaba una amiga, que en la famosa posada de 11 y 24 en la Habana, en uno de sus cuarto, vivía una amiga de ella.
ReplyDeleteBuen negocio y lindo texto, mujer. No deja de sorprenderme la facilidad que tienes para ponerle magia a los avatares de Macondo.
La magia la ponen ustedes, Charlie, y Macondo, que aunque no lo parezca también tiene su encanto. Besos!
ReplyDeleteNo sé, la gente con los kilómetros pierde memoria pero en el período especial, cuánto nos distrajo el hueso quemado, si no fuera por ese calor de hueso con hueso y cierta animalidad que nos devolvía al gusto por las cavernas, qué habría sido de tanto cuerpo pensando en hambre de estómago. Yo siempre lo he dicho: priapismo salvador, eterna y real llanta
ReplyDeleteTan de acuerdo con Belkys que hasta los caránganos asienten. Kimbadera fue lo único que no faltó en aquellos años de aguas azucaradas y arroces con paciencia.
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