—Fantástico. Definición por excelencia del morbo.
—Sí, ¿verdad? Yo he pensado lo mismo, me ha encantado.
—Es apenas lógico, después de todo estamos hablando de James Spader...
Y sin esperar a que la luz se hiciera o no en su cerebro me he largado, saboreando la primer alevosía de la semana, fresquita y barata, sin sabor a vainilla.
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¡Habla, pueblo de Aura!