La existencia del hijo enfermo es tan probable como que yo alguna vez tenga un perro llamado Motica, o ponga un ramillete de flores en el monumento a los niños héroes de Chapultepec; las cicatrices, en cambio, hablan, me hablan a mí, y es por eso, sólo por eso, que pongo dinerillo en su mano.
"El pobre" -le he explicado luego a ella, que esperaba en la cocina con las copas y la curiosidad listas-, "a lo mejor es verdad, y aunque no lo fuera..." y he hablado del karma, y de la necesidad de hacer el bien sin mirar a quién, y de lo mal repartido que está el mundo, y ella ha movido la cabeza entre divertida y exasperada, y me ha dejado por imposible, ingenua novia de las causas perdidas.
Lo cual es bello, e instructivo.
Andy Warhol, photo by Richard Avedon. |
En su libro "Mezcolanza humorística", uno de mis amados. Crédito dado de corazón muchas veces antes.
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