“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Wednesday, 18 February 2015

Si miro detrás

Me veo claramente
en la mano de una noche,
lugar de aprenderme con miedo y paciencia
lo que era el amor,
me veo apretado al calor de unas piernas
tragando del aire un planeta tras otro,
bañado en sudor,
me veo semi alzado en la luz de esa hora
riéndole al techo, riéndole a ella,
riéndome a mí,
me veo claramente
tan digno de amantes
y breves países de felicidad,
me veo claramente,
me veo claramente si miro detrás.
S. Rodríguez 


—Te estás haciendo mayor—, me dice con una sonrisa entre asombrada y complacida, mirando la taza de café humeante en mis manos.

Es cierto. No es sólo el café, no. Ahí están las vitaminas, las cremas humectantes, las decenas de tipos de pescado que como sin hacer ascos, la bolsa rellena de arroz calentito para mis pies -a falta de un cerdito-, la cana que insiste en aparecer en la sien derecha, las pequitas que me van saliendo en los brazos, para recordármelo. Ya no soy Fantito y se nota.

La vejéz no me preocupa. Sin embargo, me pregunto si me despertaré algún día y al mirar por la ventana me daré cuenta de que ya no soporto escuchar a Metallica, de que en realidad no vale la pena tratar de leer cuatro libros al mes porque de cualquier manera el tiempo no me va a alcanzar para saber todo lo que quiero saber, de que guardar florecitas secas en una caja de talco es un entretenimiento pueril como pocos. Me pregunto si el día llegará en que las babuchas árabes me parezcan ridículas, y tire a la basura los collares de semillas que cuelgan en el baño.

Al mismo tiempo me veo claramente, encorvada pero perseverante, con mi ropa interior siempre al revés, recortando crucigramas de los periódicos de fin de semana, rengando de la televisión, pretendiendo podar el jardín con tijeritas de cortar papel, alimentando a los erizos de otoño y queriendo, aún, construir casitas para que aniden los cuervos. Me veo, sobre todo, sentada en una poltrona tapizada a la topa tolondra por mis muy  torpes dedos, emocionada hasta las lágrimas con la historia de Hans y bebiendo buen vino en algún tazón heredado.

¿Qué será? ¿Qué no será? The answer, my friend, is blowing in the wind. The answer is blowing in the wind.

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