Si las cosas guardaran el orden Divino, muerto el perro no habría más rabia. Desgraciadamente, cuando el mal ha sido legado a miles de cachorros, la cosa se complica.
La muerte de Bin Laden marca una nueva etapa, tanto como para los que han sufrido el terror como para los que en su nombre han sido estigmatizados durante una década. El alivio es mutuo, pero mutua también ha de ser la alerta, porque los cachorros además de ladrar han demostrado que pueden morder, y pensar que no tratarán de vengar la muerte de su líder sería ingenuo.
Muchos comienzan ahora a especular sobre los motivos que tuvieron los norteamericanos para arrojar el cuerpo de Bin Laden al mar (en medio de todo hay quien protesta porque hacerlo no va con las costumbres musulmanas, pero es que los cristianos preferimos ser enterrados en ataúdes y con velorio, en lugar de entre los escombros de un avión estrellado) pero yo me alegro de que así haya sido. Nada me parece tan morboso como exibir un cadáver como botín de guerra, por mucho que sus víctimas deseen verlo. El respeto ante la vida y ante la muerte es lo que separa a un hombre civilizado de un troglodita, y eso va también con los gringos.
"Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego." dijo Gandhi... también digo cosas pero bastante menos profundas. No porque no quiera.. es solo una cuestión de habilidades.
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No, la Ley del Talión no es la solución a nuestros problemas, sobre todo cuando podemos darnos a nosotros mismos las gracias por haberlos creado. Lo que pasa es que a veces las cosas escalan dimensiones inesperadas y para ser franca, si el precio por la vida de Bin Laden son centenares de muertos acá y acullá, bienvenida sea su muerte.
ReplyDeleteAnoto tu blog, leo y comento. Y para la próxima ponlo en grande o manda una señal de humo, que fue casi de casualidad que lo noté!