Semana Santa de andar a las volandas. Semana Santa de maldecir las colas kilométricas y preguntarse cómo es posible que tres días de tiendas cerradas desaten la paranoia alimenticia y la gente compre como para una guerra. Semana Santa de acaparar yo también sin apenas notarlo, por si acaso...
Semana Santa, además, de llenar la casa de buenos amigos y lirios primaverales, de recibir de mano de los hijos las primeras florecitas silvestres, de asados espontáneos y vino helado, de fumar en pipa de agua un tabaco perfumado que infunde aires de intelectualidad, de leer con el sol de las nueve de la noche y dormir con plenilunio.
Semana Santa, claro, de pensar más aún a los que están lejos y pedir al Nazareno cuyo infortunio celebramos que los proteja siempre porque son buenos y les hacemos tanta falta como ellos a nosotros.
Que el Jesús con poder sobre las aguas los bendiga a todos.
Gracias, amiga, por todos tus buenos deseos!
ReplyDelete