Ayer leía este artículo, que no me asombra en lo absoluto porque si hay algo que temen los dictadores de cualquier bando y a cualquier escala es el arte en todas sus formas, porque el arte representa libertad de pensamiento, luz creadora, entendimiento basado en los sentidos, y eso no va, no irá nunca de la mano de la fuerza bruta, de la idea impuesta.
Es apenas lógico que éste sea el primer paso arbitrario del señor Trump, habitante de una mansión que parece sacada del sueño más húmedo y loco de una señora en Hialeah: un desapenque de oropeles y espejos, un híbrido entre el Kremlin y una tienda de chinos, un mausoleo del mal gusto tocado por Midas.
Me pregunto qué será lo próximo. ¿Quemar libros? ¿Declara espurio a quien sepa hablar sin hacer muecas? ¿Mandar a hacer una roca Tarpeya dorada desde la cual lanzar a artistas e intelectuales? Todo puede pasar a partir de hoy.
Queridas ranas, disfrutad vuestra culebra.
No comments:
Post a Comment
¡Habla, pueblo de Aura!