Ayer me han llegado regalos, no de parte de los reyes magos sino de una reina, única y sabia y con más duende que ellos tres juntos.
Un calendario ilustrado con escritores, con Poe a la cabeza, oloroso a tinta. Tubos de mermelada, pero además té, picante y sabroso de especias, para mis noches largas. ¡Recetas de bacalao! Un collar, con cuentecitas y abalorios y flores y el signo de la paz y muchas vueltas de amor; y sobre todo, una postal que dice que la felicidad tiene muchas caras. "Gracias por haberte cruzado en mi camino", dice también.
Y es aquí que caen los primeros lagrimones de Enero, junto a las primeras lluvias, porque cuando uno está tan lejos de todo es vital tener atajos al amor, y los buenos amigos son exactamente eso. Que lo quieran a uno sin esquinas oscuras, desde el hueso, y que uno quiera de vuelta justo así, sin un muro de protección, sin ensayar verónicas, con toda la piel y la boca llena de risa, es un lujo, un lujo verdadero.
Qué suerte la mía, Maga, sonatina. Gracias por recordarme cuán fácil es, cualquier día de vientos, hacerme tan feliz.
Foto: Tina Modotti y Frida Kahlo, 1928. A estas tampoco las hubieran dejado sentarse juntas al final del aula.
No comments:
Post a Comment
¡Habla, pueblo de Aura!