“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Wednesday 2 September 2015

Cantaclaro

Cada vez que veo o escucho a alguien quejarse de lo mordaces que somos las mujeres me viene a la mente un pequeño incidente.

Si lo pienso bien, tiene que haber ocurrido antes, o quizás durante alguna de aquellas pequeñas, muchas pausas del cataclismo inicial, cuando todavía no me dolía nada; la cuestión es que era muy joven, y estudiaba primero de inglés, y tenía un compañero de clases que, después de meses de miraditas, se animó a invitarme al cine, una tarde. Acepté, más que nada por no hacerle el desaire, y fuimos a ver "Sueño Tropical", una de las peores películas del cine cubano de los noventa. (Peor es poco: punible, es el término adecuado).

Recuerdo perfectamente que no intercambiamos ni media palabra durante la hora y algo que duró aquello; luego él me acompañó a mi casa, y se despidió con una frase que no sólo me tomó por sorpresa sino que me dejó cavilando. Al otro día  el grupo de amigos, que había seguido con interés la coyunda de las miradas, no cabía en sí de la curiosidad, y la verdad es que yo tampoco cabía en mí de la perplejidad, así que cuando una de las muchachas preguntó: "¿Y entonces? ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo?", tuve que responder con la verdad:

—No mucho. Nada, en realidad, mientras estuvimos en el cine, —contesté—;pero luego, cuando se iba, me dijo que si me había gustado la película haría bien en ser su novia, porque él "trabaja muy bien en la cama".
—Ah, sí, eso es verdad—replicó el novio de otra de las amigas.— Él en la cama trabaja muchísimo: poniendo mosquiteros no hay quien le eche un pie alante.

El grupo estalló en risas, y yo con ellos, pero desde entonces no hay quien me haga cuentos: los hombres son hombres mientras no pueden ser mujeres, y la mayoría puede, cuando le parece.

Nota aparte: Si alguno de mis compañeros de estudio pasara por acá, por casualidad, y reconociera al susodicho en cuestión, se le ruega encarecidamente que la risa sea por lo bajito. Me consta que el escozor duró años, y no quiero más remordimientos.

Segunda nota: He decidido ponerle musiquita a esto, y nada mejor que "Oh, vida", de Benny Moré, que además de ser una de mis canciones del corazón era lo único salvable de la película. So there.



4 comments:

  1. manzanillo y sancti-spiritus son los 2 pueblos cubanos que mas se parecen. me lo dijo una vez un sr que conoci de mazanillo del que no recuerdo el nombre. sobre lo de ser mujer me parece bien, mientras haya intercambio o simbiosis o sea, la mujer se vuelva hombre. en el caso de tu amigo despues que hiciera el mosquitero tu lo tirabas sobre las sabanas

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  2. Ya, pero es que nunca fue la idea. Muchísimo menos después de una película tan mala, pero nunca, de igual forma. Yo sólo he pasado por Sancti Spíritus, no puedo opinar, pero Manzanillo es un pueblo muy, muy bonito, a pesar del robo y el pillaje de los bayameses.

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  3. siempre hay un pueblo vecino que jode al otro. en el caso de sancti-spiritus era cabaiguan, que incluso competia siendo cabaiguan un barrio espirituano, aunque tenia su propia cultura rica y su orgullo local de alcurnia. sobre si la pelicula influye lo mismo es si te hubira invitado a una cena con mala comida, es cierto. a mi me paso una vez que lleve a una amiga que me le queria declarar, a comer. picando el biste no atinaba a concetrame porque el instinto se me iba a la carne del plato, no a la que tenia sen tada frente a mi. al final decidi comer y dejar el fajon para otro dia

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  4. siempre hay un pueblo vecino que jode al otro. en el caso de sancti-spiritus era cabaiguan, que incluso competia siendo cabaiguan un barrio espirituano, aunque tenia su propia cultura rica y su orgullo local de alcurnia. sobre si la pelicula influye lo mismo es si te hubira invitado a una cena con mala comida, es cierto. a mi me paso una vez que lleve a una amiga que me le queria declarar, a comer. picando el biste no atinaba a concetrame porque el instinto se me iba a la carne del plato, no a la que tenia sen tada frente a mi. al final decidi comer y dejar el fajon para otro dia

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¡Habla, pueblo de Aura!