Comienza a caer una lluvia helada de otoño madrugador que te
empapa el cabello, pero no te detienes. Tu sobretodo y los tres borbones
te hacen sentir un héroe, y tus botas conocen la anatomía de los
charcos. "Voy a buscarla"— le has dicho al bandido de un solo brazo, y esta vez es cierto, porque ella tiene que saber lo que la has contado a las muchachas del bar, al guardián del parqueo y al marinero que suele repetir que las calles no se han hecho para los soñadores.
Ella tiene que saber que se te perdió el San Cristóbal la última vez que la besaste, que hay fantasmas vendiendo barato su recuerdo, que duermes cada noche con la camisa manchada de sangre y whiskey que tiene su perfume, que hoy estás de rodillas y que necesitas volver para respirar de nuevo, para contarle mentiras de caramelo, para trenzarle sueños en la melena, para meterte entre sus
piernas y hacerla trastabillar cuando entra por la puerta haciendo
malabares con bolsas de papel y libros y flores, y que diga entre
irritada y risueña "¡No seas pesado, chico!", justo como le dice al hijo
de puta del gato.
Llegas
a su casa. Hay luz en la ventana que da a su habitación y ves su silueta detrás del cristal. Sabes que es sábado, que está cansada, que ha bebido un poco y que escucha a Sinatra. Sabes que no quiere la simpatía de nadie, ni siquiera la tuya. Llamas al intercomunicador, y después de unos segundos es
ella.
— ¿A ver?
—Alicia.
—
—Alicia, querida.
—Tom, ¿eres tú?
—Si.
—¿Y qué quieres?
—Hablar un poco, y ...
—Vete a la mierda.
—Alicia...
—No. Vete a la mierda.
Y
ahora sólo la lluvia, aplaudiendo.
So goodnight to the street sweepers/ The night watchman flame keepers/ and goodnight to Matilda too.
Pobre Tom. Con razón tiene esa voz de alcohol y tristeza...
ReplyDeleteCreo que en realidad le ha ido mucho mejor que en este cuento. A todo el mundo le va siempre mejor fuera de mi cabeza, creo.
Delete¿Sabes?, aunque te consideres una velocista de la literatura, siempre he tenido la tentación de sugerirte, al menos, una media distancia, extender tus relatos con más historias, personajes y diálogos.
ReplyDeleteMe encantan tus metáforas, admiro tu capacidad para crear imágenes y la facilidad para escribir diálogos ágiles y contundentes.
Dale recuerdos al hijo de puta del gato. Entiende que los gatos solemos ser pesados, aunque nos guste Sinatra.
A propósito, ya que has batido todas las marcas de velocidad, anímate a la media distancia.
Gatunamente agradecida por las lisonjas. Prometo tener en cuenta lo de la medida, aunque es cierto que estoy convencida de que lo bueno, si breve...
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