Tenías razón al decir que las mujeres
son buenas amigas. Son buenas amigas y terribles enemigas; locas y
completamente irrazonables cada 28 días y muy volubles cuando les ocurre
el cambio de la vida. Pero pueden resultar magníficas amigas, como tú
bien dices. Pero es mejor tener cuidado con ellas. La mujer es el único
animal bípedo que siempre golpea después de haber sonado la campana. Tal
vez la cangura haga lo mismo, no lo sé. La mayoría de las mujeres
estériles fueron ligadas cuando eran muy pequeñas, por lo que no lo han
notado. La mayoría de ellas ni siquiera sabe cuando tienen (...) y te lo
dan con gran amor y afecto. Siempre tienen que estar celosas de algo y
si no les das ningún motivo, a no ser tu trabajo, entonces estarán
celosas de tu trabajo. Pero si las convences de que al escribir puedes
comprar abrigos de armiño, o un abrigo de armiño, etc., amarán el
trabajo por si mismo (lo amarán no porque puedan comprar algo sino que
amarán el trabajo como tal). No obstante, tienes que respaldar tus
ofrecimientos. Después de eso, por lo general, tendrán el abrigo de
armiño como reserva. Olvidan todo lo que se les regala, pero recuerdan
por más de cien años cualquier cosa que no les hayas regalado. Al final
lo consiguen. Por supuesto, debes aprender a no hablar mal jamás de su
familia, pero tampoco debes estar de acuerdo si son ellas las que
critican a su familia. Esto último es tan malo como lo primero. Me
gustaría escribir sobre alguna puta, el problema es que es muy difícil
encontrar a una puta de verdad. La mayoría de las mujeres hermosas
batean por encima de 750 para demostrar que no son putas, y mientras les
sigas la corriente podrás jugar eternamente en su equipo y hasta amarán
lo que escribes. La capacidad de fornicar se estima mucho más que la de
escribir, a no ser con mujeres no normales. Siempre se dan cuenta de si
puedes f(ornicar) o no, al igual que los perros de caza se dan cuenta
si la presa está allí. Ninguna sabe nada sobre tus habilidades como
escritor, (a excepción de una mujer cuyo nombre empieza con M.) Carajo.
E. Hemingway
E. Hemingway
Y mientras otras se pierden en los vericuetos de la razón, tratando de explicar y de explicarse, yo puedo envolverme en esto para justificar incluso mi nombre. Es casi inmoral tener tanta suerte, pero tú y la moral, mi amor...
Este párrafo tiene la connotación de un trago corto; áspero, como un ajuste de cuentas, pero con un buen sabor al final, noble, casi entrañable.
ReplyDeleteDe echo, esta noche me encantará pensar en ese último golpe inesperado y definitivo tras el gong de la campana...
Así precisamente hay que leer a Hemingway, como si fuera un trago corto de algo muy fuerte y espeso de genio que arde en la garganta y en el estómago pero deja en la lengua sabor a no te cambio por nada, y sobre todo que infunde en el corazón el calor suficiente como para mirar la vida a los ojos y decirle que es una puta, de las que batean por encima de 750.
DeleteEl último golpe depende siempre de quién haga sonar el gong.