“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Tuesday, 9 April 2013

Pisa con garbo

"Por todo Paris busco el automóvil gris de mi hombre", cantaba mi tía frente al espejo de su boudoir, imitando la lengua gruesa y las maneras lascivas de la Montiel, mientras se acicalaba para salir con su galán, un cincuentón simpático dueño de un Oldsmobile  asmático de asientos grandes y verdes. Y yo me reía sin asomo de burla, hechizada por los vapores del talco y el brillo del satén, pulía mis uñas con su polissoir y me probaba los sostenes con ballenas que aún guardaba en la última gaveta de la cómoda.

Y en las tardes lluviosas y eternas de los domingos de mis trece años, se nos podía ver a las dos, sentadas frente a aquel televisor tan ruso y tan blanquinegro, esperando a que empezara por enésima vez "La Violetera" y el pregón le devolviera a la vida algo del encanto iluso del pasado que para mí ni siquiera había sido.

Sarita -que así le decíamos en Cuba, porque si algo tenemos los taínos  es cariño y trato confianzudo- se volvería luego en España ícono de lo ridículo, pero en Cuba, para la mayoría y gracias a la divina circunstancia del agua por todas partes y la falta de prensa del corazón, todavía es la mujer despampanante que canta un último cuplé desde una pantalla en la que aún es domingo, y llueve.



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