—Se ha muerto Paco-Paco— me cuenta mi madre.
He recordado inmediatamente su cabeza rapada, sus pies polvorientos, su lengua despavorida de improperios tartamudos, su saco constelado de parches y sus ojos dementes, y he recordado a su perro Diosmelibre, que parecía tan loco como el dueño. Pero lejos de evocar el terror que me producía que amenazaran con llamarlo si no terminaba aquel infame vaso de leche que me obligaban a beber tras cada comida, me he llenado de nostalgia. El eco penitente de su letanía es también mi niñez.
Pacopacopacopaco...
No te imaginas lo triste que me parece ahora su recuerdo, y lo que agradezco que en mi casa el escarnio a infelices como él estuviera prohibido so pena de grandes males. Pobre hombre.
ReplyDeletehttps://www.youtube.com/watch?v=QZaqZIbJiKo
ReplyDelete¡Obituario y hasta una flamencada! Tiene más Paco-Paco de muerto de lo que tuvo en vida. "A mano derecha, según se va al cielo, vereís un tablao..."
ReplyDeleteme recuerda un personaje de mi barrio que le decian Tamacun
ReplyDelete"Tamacún, vengador errante, faro de luz, de libertad..." Gracias a Dios por esos locos, que al final terminan siendo tan pueblo como las farolas.
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