Qué sabroso es cuando alguien le canta a uno la mente así, clarito y sin necesidad de maquillajes escabrosos, cartas grasientas y humaredas patchulícas.
¡Más de ésta luz, queridos!
No me importa alternar con un mafioso
si cuenta buenos chistes y es rumboso.
No me mola aplastar a los insectos,
a quién me brinda un hola le contesto.
No tengo en un altar a la familia
culpable de mis fobias y filias,
pero eso sí, confieso que me agota
tener que soportar a tanto idiota.
Porque los guapos no son tan sapos
ni las misses tan necias, ni el placer tan ateo.
Porque el decoro no es un harapo
ni el amor sin especias se parece al deseo.
Porque los locos no son tan tristes.
Porque un buen polvo no es un trofeo.
Porque los buenos no son tan grises
ni los sabios tan serios, ni los pobres tan feos.
Aunque sé que hay doctores divertidos
pa’ vacilar prefiero a los bandidos,
desarraigados de la dolce vita
hartos de deshojar la margarita.
Desperdicios, con vicios y caderas,
ayunos de principios y banderas.
Pero no negaré que me horroriza
tener que soportar tanto paliza.
Porque los guapos no son tan sapos
ni las misses tan necias, ni el placer tan ateo.
Porque el decoro no es un harapo
ni el amor sin especias se parece al deseo.
Porque los locos no son tan tristes.
Porque un buen polvo no es un trofeo.
Porque los buenos no son tan grises
ni los sabios tan serios, ni los pobres tan feos.
En cuanto a ellas, todo les perdono
con tal de que no jodan con el mono.
Me apunto a rumbear con una gorda
si tira mis complejos por la borda.
Princesas, anoréxicas, fulanas,
zulúes, japonesas, catalanas.
Cualquier hembra merece un buen poeta
menos la estrecha calienta braguetas
Porque los guapos no son tan sapos
ni las misses tan necias, ni el placer tan ateo.
Porque el decoro no es un harapo
ni el amor sin especias se parece al deseo.
Porque los locos no son tan tristes.
Porque un buen polvo no es un trofeo.
Porque los buenos no son tan grises
ni los sabios tan serios, ni los pobres tan feos.
Porque los locos no son tan tristes.
Porque un buen polvo no es un trofeo.
Porque los buenos no son tan grises
ni los sabios tan serios, ni los pobres tan feos.
El Nano y El Flaco.