Esta noche he soñado que leía en la Sala de las Dos Hermanas, en la Alhambra, y he sido feliz allí, con los pies manchados de tierra del Generalife y en completa soledad, sin hordas de chinos con camaritas alienígenas rompiendo la magia, tal y como no pude disfrutarla.
Me debo a mi misma este sueño, con luz de luna si es posible, y olor a jazmines morunos.
Con luz de luna y desde el Albaicín.
ReplyDeleteLe debo mucho a Washington Irving, tanto, que me dejé atracar en un tourist trap por una edición pésima de Los cuentos de la Alhambra.Nada comparable a la que me traje de la ínsula.
Por cierto, La Alhambra que Irving visita en 1829 estaba, a excepción de la zona de los palacios nazaríes, destruida tras la invasión francesa. Resumiendo, el "tipo" era tremendo creador, porque para darle categoría de exótica ruina a aquello hay que ser muy romántico.
María
Yo amo La Alhambra. Si tuviera que describir la magia en términos arquitectónicos, hablaría de ella.
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