Ese momento de la mañana, justo antes de que se encienda la primer urraca y bostece la luna, en que una toma conciencia del pecho que sobresale de la camiseta, de la melena enredada en la almohada, del calambre en el pie izquierdo, de lo atinado de esconder bolsitas de lavanda en la gaveta de las bragas, y se reacomoda dentro de su propia tibieza y es feliz en su piel, porque por delante hay todo un día que puede ser el peor si el viento cambia, pero todavía no.
Consciencia de realidades. Un comienzo perfecto para un viernes tan invernal como el primer día de la temporada.
ReplyDeleteVamos preparando el té...Buenos días :)
¡Buenos días! :))
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