“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Monday 4 March 2013

Diez con orejas de gato

 Mariana y yo hemos arribado a diez razones para preferir los libros impresos a los libros electrónicos, y hemos confeccionado una lista que ha de servirnos de baciyelmo en futuras confrontaciones con herejes electrónicos. Asunto personalísimo y sujeto a cambios aumentativos.

Los libros de papel:


1. Huelen bien. A excepción de algunos que huelen a vómito, pero eso más que nada es culpa del pegamento con que fueron ensamblados. Todos mis libros de Química sufrieron de ese mal.

2. Son agradables al tacto. Hay miles de tipos diferentes de papel, de formatos, de encuadernaciones. Cosas que le cuentan a tus manos qué tipo de libro sostienen. Incluso con los ojos vendados puede uno hacerse una idea del libro que tiene entre las manos. ¿Grande, pesado y con papel muy liso y brillante? Probablemente un libro caro, con ilustraciones. ¿Mate y sedoso? Un libro de cocina. ¿Hojas finas que murmuran? La Biblia. Y a medida que se lee las manos te van diciendo cuánto has leído, cuánto te queda del libro, y sabes que has de prepararte para decirle adiós a un personaje del que te has enamorado.

3. Son fantásticos compañeros de viaje que además se pueden dejar en cualquier parte. Un libro abandonado sobre una toalla en la arena no sorprende a nadie, en cambio a pocos se les ocurriría dejar descuidado un Kindle o un iPad. (A mí no, al menos.) Incluso puede uno dejar sus libros en el hotel, para que lo disfrute el próximo viajero. De esa mágica manera se libera además espacio en el equipaje para poder comprar otros libros al regreso. ¡Hurra!

4. A los libros no se les acaba la batería, y no necesitan cargadores que tenga uno que recordar regularmente. Lo único que requieren es un poquito de luz, que probablemente sea más que la que daba el candil de tus 19 años, pero que igual no será mucho más si has sido bueno y te has comido tus zanahorias. Y si eres del tipo que gusta de leer en la bañera, es reconfortante saber que tu libro no morirá sin remedio si accidentalmente le das una sambullidita. No quedará exactamente igual después de seco, claro, pero será perfectamente utilizable.

5. Si alguna vez se encuentra uno perdido en la helada tundra o en la más terrible oscuridad, un libro será una buena ayuda. Los libros queman bien. Muy bien. (Nada le es tan preciado a un dictador fresquecito como una buena hoguera de libros que demuestre qué ideas no se le permitirá al pueblo tener entre las manos.)

6. Son ideales para disecar flores. Y para mancharlos de vino rojo. Y para tomar notas al márgen con plumas de punta muy fina.

7. Son una razón para visitar las librerías, las mejores tiendas del mundo.

8. Y también una razón para visitar las bibliotecas, lugares maravillosos.

9. Son regalos socorridos. Un libro electrónico también, claro, pero no es lo mismo, al menos no para los que nos entusiasmamos ante la visión de un paquete cuadrado envuelto en papel de bolitas coloridas. Además son muy fáciles de empaquetar; cualquiera que haya probado con una pelota de fútbol o un candelabro me dará la razón.

10. Con ellos se puede hacer arte, o un escondite, una habitación secreta e incluso una casa.

 Continuará...




4 comments:

  1. Estoy contigo ciento por ciento. Aunque me he comprado un iPad, los libros que me he leído en él no me hablan, como la muñeca nueva de Pilar...

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  2. Quise decir la muñeca nueva de Piedad... mucho vino y poca agua producen lagunas en la memoria...

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  3. pero si no fuera por los dispositivos móviles me costaría mucho leer sin descanso tus posts :P . El beso de siempre,
    R

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    1. Ah sí, eso sí. Nada tan malo que no sirva para algo. :)

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