“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Monday, 5 July 2010

La noche de las muñecas muertas.


Escribiendo la nota sobre el Tragasueños de Michael Ende, hace unos días, me vino a la mente Beth Robinson y las extrañas, siniestras y absolutamente fascinantes criaturas que salen de sus manos.

No son la clase de muñecos para regalar a un niño, claro, a no ser que el niño tenga serios problemas de conducta y se intente aplicar la psicología reversa. 
Tampoco el tipo de obsequio que se le hace a un adulto, a no ser que el adulto esté pasando por el mejor momento de su vida y se le quiera amargar un poquito...

Me gustan porque len da cuerpo y forma a los que sólo vemos en pesadillas de una manera única y creativa. Algo parecido a lo que hace Tim Burton, uno de mis héroes.
Por favor, mirenlas con ojos nuevos, realmente lo merecen.



3 comments:

  1. jajajajajaja Vane, me encanta como escribes. Respecto a la muñeca, vaya, vaya, cuando quiera tener malos sueños ya sé a donde entrar..... a tu blog jajajajaaja

    Ahora un poquito en serio, es original, sobre todo sabiendo que siempre que se piensa en muñecas se trata de hacer algo bonito, que transmita dulces sueños que queramos realizar, o algo parecido. A él se le ha ocurrido lo que no se le ocurrió a nadie antes.

    ReplyDelete
  2. Precisamente por eso me llamaron la atención. Las muñecas nunca han sido santo de mi devoción, hay algo en ellas que me causa desconfianza. Lo mismo me ocurre con los payasos, a quienes detesto desde niña. Sin embargo, éstas muñecas me gustan, porque tienen personalidad. Jodida, pero presente.

    ReplyDelete
  3. Viste como estoy! A éste ritmo me tienen que ojomenear cuando el blog cumpla un año. :))

    ReplyDelete

¡Habla, pueblo de Aura!