Escribiendo la nota sobre el Tragasueños de Michael Ende, hace unos días, me vino a la mente Beth Robinson y las extrañas, siniestras y absolutamente fascinantes criaturas que salen de sus manos.
Tampoco el tipo de obsequio que se le hace a un adulto, a no ser que el adulto esté pasando por el mejor momento de su vida y se le quiera amargar un poquito...
Me gustan porque len da cuerpo y forma a los que sólo vemos en pesadillas de una manera única y creativa. Algo parecido a lo que hace Tim Burton, uno de mis héroes.
jajajajajaja Vane, me encanta como escribes. Respecto a la muñeca, vaya, vaya, cuando quiera tener malos sueños ya sé a donde entrar..... a tu blog jajajajaaja
ReplyDeleteAhora un poquito en serio, es original, sobre todo sabiendo que siempre que se piensa en muñecas se trata de hacer algo bonito, que transmita dulces sueños que queramos realizar, o algo parecido. A él se le ha ocurrido lo que no se le ocurrió a nadie antes.
Precisamente por eso me llamaron la atención. Las muñecas nunca han sido santo de mi devoción, hay algo en ellas que me causa desconfianza. Lo mismo me ocurre con los payasos, a quienes detesto desde niña. Sin embargo, éstas muñecas me gustan, porque tienen personalidad. Jodida, pero presente.
ReplyDeleteViste como estoy! A éste ritmo me tienen que ojomenear cuando el blog cumpla un año. :))
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