Llegó a Noruega en el 2007, con una visa de trabajo como au pair. Sólo como au pair, se especificaba en noruego en el sello impreso en su pasaporte, pero nadie en el Departamento de Inmigración se encargó de especificarlo ni explicarlo a la muchacha, que en aquella época sólo hablaba inglés.
Tampoco Ole Kristian se percató de la cláusula, y juntos celebraron el nuevo trabajo que Leila consiguió después de casarse con él, en el 2008. Orgullosa de ganar su propio dinero con el cual contribuir a los gastos de la casa y mantener a su hijito en Filipina, Laila sirve en un restaurante.
En Enero del 2009 el Departamento de Inmigración se percata del crimen. La reacción es inmediata y radical. Laila debe abandonar el reino por haber violado los términos de su visa, y fuera de él debe permanecer por un período de dos años antes de intentar tramitar el regreso.
De nada han valido, hasta ahora, las quejas, el apoyo del público y de la prensa, la labor de los abogados que se han encargado del caso gratuitamente, la intersección de los políticos que señalan el absurdo. A partir de hoy tiene Laila cuatro semanas para abandonar Noruega.
Sus abogados han elevado el caso a la Corte Suprema, en un intento final por salvar la unión de la pequeña familia, pero ésto no detiene el proceso.
Cómo es posible que una mujer que ha demostrado mejor integración a la sociedad noruega en dos años que miles de otros en décadas, que ha aprendido el idioma y pagado impuestos, amén de ser madre de un niño noruego, sea expulsada del país por una nimiedad no ha sido todavía explicado. Knut Storberget, Ministro de Inmigración, no se pronuncia aún sobre el caso, a pesar de las voces que lo reclaman.
Ésto también es Noruega, un país que utiliza recursos en vuelos internacionales y escolta policial para sacar a los indeseables que se niegan a abandonar el reino, que remunera a los que lo hacen de forma voluntaria con cantidades que equivalen a años de salario en sus países de origen y qué, sin embargo, no logra flexibilizar las leyes de manera tal que personas como Laila obtengan la estabilidad y la paz que merecen.
Ojalá dentro de muy poco pueda escribir otra nota con la noticia de que Laila se queda. Hasta entonces, que la injusticia le sea leve.
Foto tomada del grupo de apoyo a Laila en Facebook. El mensaje va dirigido al Primer Ministro noruego, Jens Stoltenberg: "Jens, sabemos que puedes mover los hilos. Resuelve este caso ya!"
This comment has been removed by the author.
ReplyDeletebreaking news...
ReplyDeleteSe va a tratar el caso de Laila Navrud de nuevo cuando la ley de enmienda entre en vigor. Lo que significa que ella puede tener permiso de residencia permanente en Noruega. : D
PS! Knut Storberget es un cobarde...
http://www.dagbladet.no/2010/07/17/nyheter/innenriks/oppholdstillatelse/12599803/
wtf?
ReplyDeletey ya ves, a los quemadores de asilo los dejan tres años.
cosas veredes.
Pues mira, la buena noticia llegó pronto: hoy, en conferencia de prensa, el Primer Ministro prometió que Laila se quedaría y la ley sería revisada. Me alegro infinitamente por ella. A ver si también se ocupan de los muchos otros casos parecidos que hay atrapados en la rueda de la burocracia.
ReplyDeleteLos políticos se esconden muchas veces cuando más falta hace que se pronuncien, lamentablemente hay muchos países en los que pasan cosas como estas actualmente, por suerte la opinión pública presiona lo suficiente para que se tomen en serio algunos casos...pero todavía muchos otros quedan en el olvido. Me alegro mucho por ella, su hijo y su marido!
ReplyDeleteAcabo de leer esto, qué bueno! Me alegro que se hayan podido quedar!
ReplyDelete