También he descubierto que lo de in vino veritas no es más que un eufemismo ladino de los romanos para denominar las meteduras de pata después de la segunda copa. El pánico cuando se cae en cuenta de la cagástrofe, en cambio, no parece tener latinajo alguno que lo recoja.
Necesito un azabache,
cascarilla,
el Tragasueños,
pastillitas de violeta
un labio sano
una nube, un mar y un maestro como los de Margarita
y ya.
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¡Habla, pueblo de Aura!