“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Saturday, 2 May 2015

Brújulas

Leyendo éste artículo, con el que, por demás, coincido casi plenamente y que hace un par de días me alivió de un dolorcito que se me había colado por debajo del pecho izquierdo, me he reafirmado en la impresión de que los cubanos, más que cualquier otra cosa, necesitamos lecciones de urbanidad.

No hay problema en la vida que las buenas maneras no puedan resolver, eso es algo en lo que creo firmemente y que tengo visto y comprobado. Ejemplo vivo de ello son un matrimonio amigo, allende la Islita: ella, una china voluptuosa y risueña y él, un respectable doctor que luce la sortija en el cordial y  la panza rendonda de las naturalezas nobles.
 Ella no ha hecho más maldades porque no ha tenido con quien, pero siempre de tan buenos modos, con tanta dulzura, que a él jamás se le ha visto siquiera cabizbajo. Es más, conversar con ellos es una gloria, una lección en el arte de saber vivir, porque ella termina cada una de sus frases con un cantarín: "¿Verdad, Saplu?", a lo que él responde invariablemente: "Sí, mi vida."

La ternura, señora, es la solución. El día que seamos capaces de comportarnos civilizadamente entre coterráneos, podremos comenzar a imaginarnos Cuba; mientras tanto, nos llevará Cafuinga.



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