Uno de ellos es el responsable de que, en las raras ocasiones en que compro helado, escoja el garrapiñado, que no me gusta. El otro es el culpable de que, a pesar de mi batraciofobia, todas las ranucas ilustradas de mi vida se llamen Alfredo, y anden en busca de un niño que las acoja.
De ahí viene todo, creo. De ese medio siglo de infancias prestadas que arrastro, que me arrastra.
Con zancos largos se acerca una garza,
ReplyDeleteuna garza cuca con un tenedor.
Todos los sapitos arrancan ligeritos
¡pero Alfredito lo hace mejor!
:)
Va campeonando la ronda de sapos
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