¿Y si fuera petróleo? Le prohibirían fumar, eso seguro, sin hablar del riesgo de una invasión americana. Imaginó sus períodos menstruales: los vecinos haciendo cola para llenar sus recipientes de combustible, alabando su abundancia; ella en cada cocina, en cada vehículo; ella de una u otra forma en cada organismo a su alrededor, manando el único socialismo fecundo de la Historia.
Decidió de un tajo rápido, y sonrió al pensar que, por primera vez, ella y su madre empatarían una discusión; la una demostrando al fin y para siempre que los quitamanchas sólo funcionan de veras en los comerciales, y la otra con la prueba irrefutable de que hay gente que prefiere morirse a trabajar un poco, como en el cuento de Feijóo.
ño..vienes por la goma, diria un comentarista deportivo..oye que hasta a mi me dolio..
ReplyDeleteImagínate, nadie se atrevería a encender el famoso cigarrito post sexo.
ReplyDeleteyou never go back...
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