“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Thursday 15 March 2012

Manubrios

 Ocho menos cuarto de una mañana gris y húmeda. El primer sorbo de café, que parecía pacífico, se interrumpe abruptamente.

- ¡Mamá, mi bicicleta ha desaparecido! ¡La he buscado por todas partes y no está!

Tras un segundo de desconcierto, las sugerencias llueven. "Búscala otra vez." "Búscala mejor." "¿Ya revisaste el jardín trasero?" "¿La olvidarías acaso en lo de alguno de tus amigos?" "Quizás alguien la llevó prestada, o la confundió con la suya." "Ya aparecerá, es cuestión de mirar bien..."

El Padre, llaves en mano, baja la escalera. El hijo sube al auto entre quejoso y contento: no sabe qué ha sido de su flamante bicicleta pero va cómodo y calentito camino a la escuela.
Cinco minutos más tarde El Padre regresa con la noticia de que la bicicleta de marras, junto con el casco, está parqueada en el jardín de uno de los amigos, allí donde definitivamente no la habían olvidado.

La vuelta a casa de la bicicleta pródiga reestablece el equilibrio matutino y, justo antes de que la vida comience, alcanzo a pensar en que en ningún momento a alguno de los tres se nos ocurrió imaginar siquiera que alguien pudiera haberla robado. Y pienso también en que es lógico y un poco triste, porque es más fácil ser noble y creer en la nobleza ajena cuando se tiene todo y los otros también.

5 comments:

  1. Cárceles pequeñitas dentro de una prisión general. Menos mi casa, porque me niego, ni la de mis padres, porque se niega mi papá. A los ladrones pecho, como siempre, pero cortar el cielo con barrotes no.

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  2. No tengo muy claro el límite entre la bondad per se,la ingenuidad y cierta irresponsabilidad, pero es que la vida ha sido tan generosa conmigo que me cuesta desconfiar del prójimo, porque sería, en cierto sentido, renunciar a mi libertad. Y heme aquí de una sola pieza, sin alarmas, dejando el bolso en cualquier lugar, olvidándome cerrar la puerta del carro...
    Abrazos ingenuos, María

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  3. A mi me pasa igual, María. Mi despiste es crónico e incurable, pero me quiero mejor así que llena de recelos. Por lo que sea, pero así.

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  4. Cierto. Un dia forme un lio en una tienda pense que me habian robado la cartera, de pronto reaccione', en medio del mira mira habia agarrado un carrito diferente, el mio estaba alli, del otro lado, en medio de un pasillo, con mi cartera abierta, mis gafas, mi abrigo etc y nadie lo habia notado siquiera en una tienda abarrotada...y me paso lo contrario, senti pena por haber dudado..de otra manera, mi tia el primer dia que llego, acostumbrada a revisar puertas, ventanas, cerrojos,luces, me llamo y me dijo...mija ven recoje la biccleta del ninno que esta tirada en el jardin, le dije, dejala, que va, es muy tarde, nadie se la va a llevar. Ella en la manana me dijo,que no habia dormido bien pensando en la bici y si alguien se la robaba...
    He tenido la misma reaccion que tu Guardarraya siempre, y cuando el no ha logrado encontrar el lugar donde dejo tirado lo que sea a los meses como por arte de magia aparecen colocados en la puerta de casa (zapatos, carriolas, juegos, controles de juegos, toallas, etc)...
    Yo quiero pensar que creer en la nobleza ajena es lo que quiero creer, y no quiero que me de tristeza... a pesar...

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  5. Precisamente ahí está el problema. A nadie en Cuba se le ocurriría dejar abandonada una bicicleta pensando que la encontrará ahí al regreso. Ni siquiera quitarle la vista por un rato, la farse "mírame la bicicleta" es parte ya de nuestra tradición. Pero es la necesidad lo que impulsa al robo, y a ello le sigue la desconfianza, como es natural.

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¡Habla, pueblo de Aura!