Esta noche he soñado con Neil Gaiman.
Estaba sentado en un banco del parque mayor de mi pueblo, bajo uno de aquellos gloriosos árboles de flores rojas que llovían hormiguchas, y yo andaba feliz porque precisamente quería presentarle a mi nuevo amor: un gato estrábico de ojos muy verdes que por supuesto se llamaba Cocuyo.
Al fin, un sueño posible.
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¡Habla, pueblo de Aura!