Todos necesitamos un Dios de las pequeñas cosas, un Jesús personal para cuando el otro tiene preocupaciones mayores que tu corazón; este hombre es el mío.
Este hombre y su piano, su sarcasmo y su inteligencia, su voz vibrando entre mis piernas. Sobre cada una de sus canciones podría levantar mi iglesia: culpa me sobra para ello.
De mi muñeca derecha a tu eternidad, Cave mío.
No comments:
Post a Comment
¡Habla, pueblo de Aura!