Madurar es:
-Ir a la fiesta. Beber lo estrictamente necesario para que los demás parezcan interesantes.
-Que una señora rechoncha con grenchas muy largas, resecas como techo de choza y con un pedacito de canas sin teñir sobre la frente se acerque y diga: "Oh, ¡qué maravilla tu pelo! ¡Como el mío!" y una sonría y diga que sí, que ciertamente.
-Llegar a casa con la última campanada de las doce y meterse en la cama sin haber olvidado desmaquillarse a fondo, darle los cien cepillazos a la melena, abrigarse los pies y rezarle al Ángel de la Guarda.
Mi buen león estaría orgulloso.
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¡Habla, pueblo de Aura!