Y resulta que iba por ahí, persiguiendo tomeguines y recogiendo guayabas y buscando un pedacito de historia para hacer un relicario y me he encontrado esto, y he vuelto a pensar: "caramba, qué conocida me suena esa descripción de La flor de la Cuprosa; me pregunto si no será que la escribí yo...", y resulta que sí, que la había escrito yo. Y también ésta, por cierto, que va de chamanes y vientos del Norte, de cazadores sin miedo y de primaveras cautivas.
Y no es que me mortifique, lo he dicho antes y lo repito; yo ya estoy acostumbrada a verme repetida por ahí, desde Sting, Eddie y Tom Waits hasta Neil Gaiman y los mimos de mi padre. Si Juanito aguantó por tanto tiempo que su amigo Gigetto copiara de su diario las tardes de lluvia, la muchacha en el parque y hasta la visita del tío Antonio, también yo he de soportarlo; mientras no copien las historias de mi familia que escribo acá, no hay problemas.
Pero es raro, he de admitirlo. Cualquier día me pasa como a Jim Morrison y me encuentro conmigo misma al cruzar la puerta.
¡Ah bueno, bueno! Al menos ha puesto la fuente de su inspiracion plágica, oiga. Hay que darle el crédito al pobre, oiga.
ReplyDeletePor otra parte, sería genial encontrarse con uno mismo, así, casual, al cruzar la puerta. Luego de los escalofríos y el desmayo, me invitaría a tomar café con leche, que es lo que más me gusta. O té de jazmin, que lo descubrí no hace mucho.
Vamos a ver, fuente, lo que se dice fuente, no, que poner el inconito del blog por allá abajo, quedito, es como el pregón del negrito que tenía pena de vender dulce de coco; en todo caso ha puesto una jícara. Pero insisto en que me tiene como Juan, esta copia en particular. Si algún funesto día me encuentro por ahí mis mamá Felas o mis cicatrices de lamer, soltaré las perras negras: hasta entonces, que reine la paz.
DeleteSi yo me encontrara conmigo misma comenzaría por hacerle dobles muecas de asco a tus cafés con leche. :)) Aprés, le déluge.