“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Friday, 28 November 2014

November rain

Dos mujeres.

La una escribe una carta enumerando culpas, prepara la horca, y luego da la voz de alarma para que el mundo se desbarranque en carreras y llamadas y llantos y preguntas y acusaciones y cuentas del psicoanalista.

La otra va en silencio hasta la cocina, da vuelta a la llave y se va de la vida dejándole a las fauces del destino un niño de once años que ahora merodea por los jardines de la escuela, que no quiere estar solo pero tampoco acompañado, arrastrando la carriola que ya no le saca risas.

Y es que las personas son como las bombillas; algunas parpadean durante largo tiempo, desesperadas y desesperantes, reclamando atención, mientras que otras brillan hasta el último segundo y luego sencillamente se apagan. La oscuridad que dejan las segundas, es la verdadera.



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