“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Friday, 7 February 2014

Blowing in the wind

 "She doesn't look like much, does she?"— Rukh asked. "But no hero can  stand before her, no god can wrestle her down, no magic can keep her out - or in, for she's no prisioner of ours. She walks among you, touching and taking. For Elli is Old Age."
Peter S. Beagle, "The Last Unicorn"


—Te estás haciendo mayor— me dice con una sonrisa, entre asombrada y complacida, mirando la taza de café humeante en mis manos.

Es cierto. No es sólo el café, no. Ahí están las vitaminas, las cremas humectantes, las decenas de tipos de pescado que como sin hacer ascos, la bolsa rellena de arroz calentito para mis pies -a falta de un cerdito-, las canas que insiste en crecer y multiplicarse, las pequitas que me van saliendo en los brazos, para recordarmelo. Ya no soy Fantito y se nota.

La vejéz no me preocupa. Sin embargo, me pregunto si me despertaré algún día y al mirar por la ventana me daré cuenta de que ya no soporto escuchar a Metallica, de que en realidad no vale la pena tratar de leer cuatro libros al mes porque de cualquier manera el tiempo no me va a alcanzar para saber todo lo que quiero saber, de que guardar florecitas secas en una caja de talco es un entretenimiento pueril como pocos y absolutamente inútil además. Me pregunto si el día llegará en que las babuchas árabes me parezcan ridículas y tire a la basura los collares de semillas que cuelgan en el baño.

Al mismo tiempo me veo claramente, encorvada pero perseverante, con mi ropa interior siempre al revés, recortando crucigramas de los periódicos de fin de semana, vituperando a gritos a los tontos televisivos que aspiran a ser millonarios sin saber quién era Leda, pretendiendo podar el jardín con unas tijeritas de cortar papel, alimentando a los erizos de otoño y queriendo, aún, construir casitas para que aniden los cuervos. Y me veo sobre todo sentada en una poltrona tapizada a la topa tolondra por mis muy  torpes dedos, enterneciéndome con el erizo de Norstein y brindándole Prosecco a mis gatos.

Aunque ya no crea en héroes.

2 comments:

  1. Estoy convencido de que llegarás a todo eso muy elegante, con el Tiempo del brazo y sin perder la confianza en ti misma. Y no te preocupes si una mañana te levantas y no te gusta Metallica. Forma parte del proceso de autoinvención de uno mismo.

    ReplyDelete
  2. Pero de autoinventarme estoy yo harta, así que espero de corazón que sí, que a los sesenta y cuatro todavía me alborote los huesos el Master of Puppets, aunque sea mentalmente. Metallica representa una época, la de mis dieciocho delgaduchos e inolvidables años, llenos de padres y amigos y mares y hasta un amor. Ay de mi, si lo olvido.

    ReplyDelete

¡Habla, pueblo de Aura!