"...se han acabado las meretrices, el brandy y el tabaco"— anunció él desde
la cocina, y al poco rato entró el gato con tres monedas antiguas en la
boca y un recado de que aquí le manda mi mujer y dice que sí, que vaya pero que
mire bien lo que compra, que a usted siempre lo estafan.
En ciertas estafas se adentraría uno silbando.
ReplyDelete¿Para distraer al miedo?
DeleteSí, miedo pero también con un poco de alegre despreocupación... pensaba en la mirada de la actriz, o el beso.
ReplyDeleteAh, lo dices por la Garbo. Estoy de acuerdo, entonces; de cabeza, con y sin tonadilla.
DeleteMe lo regalo por mi cumple este post tuyo. Beijos desde la calurosa Habana de falso invierno.
ReplyDeleteR
Qué honor, oiga. :) Feliz cumpleaños, que sea uno de esos para contarles a los nietos.
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