La noticia del secuestro de Amina Arraf fue lo último que leí ayer antes de irme a la cama. Me dormí pensando en quién sería, en dónde estaría y cómo y en qué manos, y la soñé con la cara de una de mis amigas.
A estas alturas debería estar acostumbrada a la idea de que para ciertos desdichados ejemplares de nuestra especie la palabra libertad resulte espinosa, y sin embargo me desespero cuando pienso que un niño de trece años puede ser mutilado y asesinado por participar en una manifestación, que una mujer puede ser secuestrada por intentar vivir como piensa, que un hombre puede podrirse lentamente por años en una prisión por pretender una realidad distinta. Creo que no seré jamás inmune al horror, la injusticia no me será nunca indiferente, me importa demasiado la vida como para darme el lujo de ser apática ante el dolor ajeno.
Ojalá mañana me despierten mejores nuevas. Ojalá.
Lamentablemente los tiempos que corren van llenos de impresentables hijosdeputas al poder desgraciandole la vida a media humanidad. Por eso yo, tengo que escapar de las noticias, de los politicos, de los paises, de las patrias a golpe de vino tinto y estupefacientes legales y por receta.
ReplyDeleteY yo voy también por el vino pero no para sentir menos. Al contrario, entre más enterado esté uno del horror mejor dispuesto está para combatirlo.
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