(...) y cuando uno está a solas con el mar y sabe que esta corriente del Golfo con la que uno está viviendo, a la cual está conociendo, sobre la cual está aprendiendo y a la que está amando, se ha movido, como se mueve, antes del hombre y que ha marchado a lo largo de esa isla larga, hermosa y desdichada desde antes que Colón la divisara y que las cosas que uno descubre sobre ella, y aquellas que han vivido siempre en ella son permanentes y valiosas porque esa corriente fluirá como ha fluido después de los indios, después que los españoles, después que los ingleses, después que los americanos y después que todos los cubanos y todos los sistemas de gobierno, la riqueza, la pobreza, el martirologio, el sacrificio y la venalidad y la crueldad hayan desaparecido como el lanchón lleno hasta los topes de la basura de color brillante, moteada de blanco, maloliente, ahora inclinado hacia un costado, que esparce su carga en el agua azul, tiñéndola de un verde pálido hasta una profundidad de cuatro o cinco brazas, mientras la basura se desparrama por la superficie, la parte sumergible descendiendo y lo insumergible de las palmas, los corchos, botellas, y los bombillos de las lámparas eléctricas, sazonados con un condón ocasional o un corset flotante, las hojas arrancadas de la libreta de tareas de un estudiante, un perro bien inflado, la rata ocasional, el gato ya sin dignidad; todo esto bien pastoreado por los botes de los recogedores de basura que arrebatan con largas varas sus presas, tan interesados, tan acuciosos como historiadores; ellos tienen la perspectiva; la corriente, sin ondas visibles, soporta cinco cargas de esto al día cuando las cosas marchan bien en La Habana en diez millas a lo largo de todas las costas todo permanece tan nítido y azul como antes de que el remolcador arrastrara al lanchón; y las palmas de nuestras victorias, los bombillos usados de nuestro descubrimiento y los condones usados de nuestros grandes amores flotan contra una cosa sencilla y eterna...la corriente.
Tomado de "Las verdes colinas de África", de Hemingway, mi gran amor. No hay mucho más que pueda o quiera agregar.
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