No eran inocentes. Subieron todas al árbol. Las vi con estos ojos que nunca más quisieran volver a ver lagartijas. Iban muy orgullosas, árbol arriba. Era muy pequeño pero lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Ahora se culpan unas a otras pero todas subieron. No, no eran inocentes. No, no son inocentes. Yo las vi con estos ojos que han visto ya demasiadas lagartijas.
Los que saben de mi romance con Hemingway no se asombrarán de ver que me basta una historia como esta para llenar el día.
Los que no lo saben aún, queden enterados.
Y lean todos a Maurice, por el amor de Dios. Puede que les esté narrando la vida.
Maurice es simplemente genial!
ReplyDeleteY usted y yo, aparte de tocayas, estamos siempre donde pasa la luz! :)
DeleteMira qué bien! Gracias a las dos! Un honor, de verdad. Un beso.
ReplyDeleteBuenisimos.
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